La Inversión Extranjera Directa es fundamental en el diseño de las políticas de desarrollo de cualquier país o región. En el caso cubano se intentó atemperar las condiciones a las actuales demandas internacionales con el objetivo de atraerla, como se percibe con la puesta en vigor del Decreto-Ley 118 de marzo de 2014.

Si diseccionamos el cuerpo legislativo sobre el tema, la primera aproximación data de 1982, con el Decreto-Ley 50. Una evidencia de que, con anterioridad a la caída del socialismo en los países de Europa del Este, existe inquietud por lograr este tipo de inversión. En septiembre de 1995, se decreta la Ley-77 sobre la Inversión Extranjera.

En ella se subraya como objetivo:

[…] Promover e incentivar la inversión extranjera dentro del territorio de la República de Cuba, para llevar a cabo actividades lucrativas que contribuyan al fortalecimiento de la capacidad económica y al desarrollo del país sobre la base del respeto a la soberanía e independencia nacionales y de la conservación y uso sostenible de los recursos naturales; y establecer, a tales efectos, las regulaciones legales principales bajo las cuales debe realizarse la inversión1.

Al analizar las actuales dinámicas de crecimiento de la economía cubana, al cierre de 2016, se evidenció que esta se hallaba en recesión, con un decrecimiento del 0.9 %. Este fenómeno fue anticipado por el ministro de economía Ricardo Cabrisas, quien, meses antes de culminar el año, ratificó “la tensa situación con la disponibilidad de divisas, el incumplimiento del ingreso en el plan por exportaciones y fuertes limitaciones en el suministro de combustibles que no podrá revertirse en el corto plazo”.

Durante Feria de la Habana de 2015, el ministro de Comercio Exterior Rodrigo Malmierca aseveró que hasta esa fecha se habían aprobado 83 proyectos de Inversión Extranjera en Cuba, con un monto ascendente de hasta 1500 millones de dólares. En agosto, el país otorgó a Aeroports de Paris una concesión para reconstruir y administrar el aeropuerto José Martí, ubicado en la capital cubana, mientras que Iberostar se convirtió en la primera empresa extranjera con credenciales para exportar e importar desde la isla caribeña, condición hasta ese momento exclusiva de las entidades cubanas.

El inicio del proceso de restablecimiento de relaciones entre Cuba y los Estados Unidos, el 17 de diciembre de 2014, significó un hito en la historia del país. Desde 1959, no existe una empresa estadounidense radicada en territorio cubano. Los empresarios de software (retirados) Saúl Berenthal y Horace Clemmons obtuvieron el permiso del gobierno de Barack Obama, pero le fue denegado por la parte cubana abrir una constructora de tractores en la Zona Franca del Puerto del Mariel, al oeste de la capital cubana.

Los sectores con mayor presencia de Inversión Extranjera en el país son el turismo, la minería, el petróleo y las telecomunicaciones. Ejerciendo el liderazgo inversionista, se encuentran España, Canadá e Italia. Las cifras de Inversión Extranjera sufrieron una caída vertiginosa desde inicios de la primera década de este siglo, resultado de la disminución de inversores, en lo cual se evidencia que no se cubrieron las expectativas existentes en la generación de empleos ni en la transferencia tecnológica hacia el país, cada vez más aquejado por el paulatino proceso de descapitalización.

Las reformas económicas iniciadas en 2011 no impactaron en el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) cubano, que solo se ha beneficiado de los aportes por concepto de los impuestos provenientes del desarrollo de las formas privadas de producción, focalizados, sobre todo, en la esfera de los servicios y por la reducción de los subsidios en el país. A Cuba le urge alcanzar niveles de ingresos por la Inversión Extranjera Directa que superen los 2000 millones anuales para intentar avanzar, en una economía que sufrió la desintegración del Consejo de Ayuda Mutua Económica (CAME), y aquejada de evidentes problemas estructurales que el paso del tiempo solo logra acentuar.

Notas.

  1. Fernández, Jorge (2004). “La promoción de inversiones asociadas a las transferencias tecnológicas”, La Habana: CPI, MINVEC.